Hacen falta niños que roben la fruta de mis árboles.
La vida evoluciona y nada es como antes, no se si mejor o peor pero diferente.
Antes de emprender mi viaje a Los Picos de Europa, revise mis arboles frutales estaban a rebosar de nísperos y albaricoques, cada mañana mi primer deseo es tomar del árbol algún níspero y que su zumo fuera el primer sabor del día, lo mismo hacia después con los albaricoques, morderlos dejando resbalar el néctar, después me dirijo a tal o cual rosal y me recreo en su vista y en su aroma.
Recuerdo mis tiempos de infancia, cuando no dejábamos madurar las frutas en los árboles, sabíamos escalar los muros para entrar a hurtadillas en los huertos de las casas, de igual que los pájaros parecíamos tener alas, ellos comían solo las frutas mas altas, en aquella época llevábamos en los bolsillos canicas que se confundían con cerezas, invitábamos a nuestras Evas a manzanas, les ayudábamos a escalar as cercas para devorar juntos las cerezas de las ramas bajas. Éramos una plaga que solo se cambia a escobazos en algunos casos dicen que con disparos de escopetas de sal ( pero yo nunca recibí disparos, solo carreras y escobazos).
Así nos fuimos haciendo adolescentes, y sin que nadie nos enseñara supimos regalarles las primeras rosas a nuestras amadas, las robábamos de los rosales de nuestros vecinos, no había rosa que asoma por encima de la valla, no había novia que no se hubiera pinchado con una rosa robada, no haban rosas mas bonitas que las rosas que robábamos, tanto es así que aun que tengo mi jardín lleno de rosas cuando necesito regalar una procuro robar la que se distingue curioseando sobre cualquier muro de otra casa.
Pues bien y perdona que me extienda, como te decía, marché de viaje dejando los árboles llenos de fruta y añoré mis sabrosos albaricoques de seda y en los jugosos nísperos cuando pateaba la Ruta del Cares en los Picos de Europa bajo un sol de justicia, pensé en que tal vez los niños los robaran y se dieran un buen atracón de ellos pero no, ahora los los niños están ocupados en otras cosas menos suculentas pero tal vez mas entretenidas que no les dejan tiempo para robar las frutas prohibidas, lástima.
He pensado poner un anuncio aquí en Internet y otro en la puerta de mi casa.
SE NECESITAN NIÑOS QUE ROBEN LA FRUTA DE MIS ÁRBOLES DEJARÉ LA PUERTA ABIERTA
SE GRATIFICARÁ
NECESITO MUCHACHOS QUE ROBEN LAS ROSAS QUE DESPUNTAN SOBRE LA VALLA PARA OFRECERSELAS A SUS NOVIAS
SE GRATIFICARÁ
Bueno ya ves, que por facilidades no queda, espero que cuando mis nietas vengan el final de semana se cuelguen de las ramas.
Sant Pol de Mar, 10 de junio de 2009
Esteban Mediterráneo.
http://estebanmeditrraneo.blogspot.com
La vida evoluciona y nada es como antes, no se si mejor o peor pero diferente.
Antes de emprender mi viaje a Los Picos de Europa, revise mis arboles frutales estaban a rebosar de nísperos y albaricoques, cada mañana mi primer deseo es tomar del árbol algún níspero y que su zumo fuera el primer sabor del día, lo mismo hacia después con los albaricoques, morderlos dejando resbalar el néctar, después me dirijo a tal o cual rosal y me recreo en su vista y en su aroma.
Recuerdo mis tiempos de infancia, cuando no dejábamos madurar las frutas en los árboles, sabíamos escalar los muros para entrar a hurtadillas en los huertos de las casas, de igual que los pájaros parecíamos tener alas, ellos comían solo las frutas mas altas, en aquella época llevábamos en los bolsillos canicas que se confundían con cerezas, invitábamos a nuestras Evas a manzanas, les ayudábamos a escalar as cercas para devorar juntos las cerezas de las ramas bajas. Éramos una plaga que solo se cambia a escobazos en algunos casos dicen que con disparos de escopetas de sal ( pero yo nunca recibí disparos, solo carreras y escobazos).
Así nos fuimos haciendo adolescentes, y sin que nadie nos enseñara supimos regalarles las primeras rosas a nuestras amadas, las robábamos de los rosales de nuestros vecinos, no había rosa que asoma por encima de la valla, no había novia que no se hubiera pinchado con una rosa robada, no haban rosas mas bonitas que las rosas que robábamos, tanto es así que aun que tengo mi jardín lleno de rosas cuando necesito regalar una procuro robar la que se distingue curioseando sobre cualquier muro de otra casa.
Pues bien y perdona que me extienda, como te decía, marché de viaje dejando los árboles llenos de fruta y añoré mis sabrosos albaricoques de seda y en los jugosos nísperos cuando pateaba la Ruta del Cares en los Picos de Europa bajo un sol de justicia, pensé en que tal vez los niños los robaran y se dieran un buen atracón de ellos pero no, ahora los los niños están ocupados en otras cosas menos suculentas pero tal vez mas entretenidas que no les dejan tiempo para robar las frutas prohibidas, lástima.
He pensado poner un anuncio aquí en Internet y otro en la puerta de mi casa.
SE NECESITAN NIÑOS QUE ROBEN LA FRUTA DE MIS ÁRBOLES DEJARÉ LA PUERTA ABIERTA
SE GRATIFICARÁ
NECESITO MUCHACHOS QUE ROBEN LAS ROSAS QUE DESPUNTAN SOBRE LA VALLA PARA OFRECERSELAS A SUS NOVIAS
SE GRATIFICARÁ
Bueno ya ves, que por facilidades no queda, espero que cuando mis nietas vengan el final de semana se cuelguen de las ramas.
Sant Pol de Mar, 10 de junio de 2009
Esteban Mediterráneo.
http://estebanmeditrraneo.blogspot.com
Veamos
ResponderEliminarComo siempre tu tan romantico Esteban ....hijo ya no quedan niños ...solo pequeños monstruitos que se pasan las horas mirando la caja tonta .
ResponderEliminarDe todas maneras quizá algún dia yo me escape a robarte una de tus preciosas rosas, jajajaja.
Precioso relato, relajación de tiempos pasado. Quiero tener la esperanza que los niños y jovenes siguen y seguirán siendo siempre espontaneidad, solo les falta la mano tendida que les acompañe y les ayuden. GRACIAS!! por tan bello relato.
ResponderEliminar