Aun la luz que entre por la persiana no es luz si no reflejo de la luna, por la radio caen las noticias como bombas, en Libia los insurrectos desorganizados retroceden en cuanto no los protegen los aviones de la OTAN, lejos los supervivientes de todo lo imaginable desfallecen ante la amenaza invisible de la radiactividad que les impedirá para siempre volver a sus hogares mientras florecen los cerezos. Una muchacha camina por el anden del metro su piel se abre a la primavera a través del escote de su cuello, los pasos de sus tacones marcan el tiempo. La luz va creciendo aun no es el alba cuando un mirlo se anuncia a la primavera, las cifras que ahora vomita la radio sobre el paro en su tanto por ciento son las mismas que retrocede la economía legal a la hora de hacer sus presupuestos. La muchacha ha elegido su destino la línea azul del metro, busca una barra donde asirse como buscan las estrellas otras manos que naufragan en las pateras, mientras que con la otra escribe en su teléfono: Yo también te encuentro a faltar. El día apenas se anuncia, pienso en el cerezo que hay detrás de la ventana, mientras que por el pinganillo de la radio entran directas a mi cerebro el resumen de las noticias, los precios de las cosas, las manifestaciones y las desgracias que ocurren aquí y allá, me sigo sumergiendo en algo bello, hace falta un contrapunto de locura unas notas de fantasía algo en que soñar, imagino a la muchacha del metro, ha terminado de enviar su mensaje y espera su respuesta. Detrás sin que lo sepa un muchacho que la ha seguido por el anden escuchado sus pasos, recreándole en su andar, aspira el perfume que emana de su larguísima cabellera a través del escote de esa blusa de primavera. Los altavoces del metro anuncian el punto y final para el sueño del muchacho perdido en el aroma de la muchacha, baja del vagón del metro y enfila el pasillo del andén que la llevará a la Diagonal, la primavera se ha estremecido vibrando en su mano su móvil lo mira y sonríe lee: Yo también pensaba en ti mientras. El muchacho que la sigue desde el vagón del metro se resigna a perderla una vez mas. Ya esta amaneciendo cuando ella asoma a la Diagonal escribe nuevo en su móvil.: Me gustaría mucho que me invitaras a cenar.. Ya ha amanecido retiro el pinganillo de mi oreja y se desbordan las noticias de todas las realidades que no conviene olvidar me acerco al cerezo me apetece verlo tan denso de flores que parece que sus arracimadas ramas espuman la primavera como espuman las olas la playa con fiereza al estallar, las abejas llegan con el primer rayo de sol que entibia esta mañana sin apenas encontrar caminos por donde penetrar entre las flores, cuando vibra de nuevo el móvil en la mano de la muchacha y sonríe, tal vez alguien contesto: ¿ En tu casa o en la mía ¿ Este es un homenaje a los cerezos que se visten en forma anónima de flor en los pueblos que circundan la central nuclear de Fukushima donde sus habitantes han huido al haber sido contaminadas sus tierras por la radiación, tal vez por siglos.
Es también es un homenaje a todas las muchachas y muchachos que se suben en el metro cada mañana para ir a trabajar y también a la vida y a la primavera. Sant Pol de Mar.31 de marzo de 2011 Esteban Mediterraneo.