Nací el 24 de febrero del año 1921, de madrugada, era una noche de truenos y relámpagos . Y eso creo que me afectó, eso, porque siempre soy como un trueno y un relámpago, si, ¡ uy ¡.. eso me lo decía mi padre.
Esta mañana al recorrer el camino vi andar delante de mi a una mujer apoyada en su bastón, sus pasos eran elegantes su espalda recta como el mástil de una barca y destilaba esa elegancia que emana de algunas mujeres al andar ( aunque sea apoyadas en un bastón..). Se detuvo delante de mi a unos metros y se giro mirando al mar, no pude evitar fotografiarla pues su mirada al mar me conmovió y sentí la extraña emoción de quien sabe ver en las miradas, creí ver mirando en la misma dirección tantas y tantas cosa que me haría falta un sin fin de horas para relatarlas, pero en un instante de emoción se pueden leer tantas cosas en una sola mirada.
Esther se había detenido y miraba el mar y el mar le devolvía sus recuerdos, su hombre, su barca sus padres, toda una vida sobre el mar que ahora reflejaba el sol y que yo podía intuir mirándola, cuando ella reanudo su marcha yo me adelante a sus pasos y me senté al doblar el paseo que bordea el mar para contemplarla, para eso y para saludarla.
Bon día, quin dia mes maço tenin avui, Esther se detuvo, seguramente pensaba si me conocía de algo, pero no mi saludo era un saludo trampa quería saber quien era esa dama que paseaba junto al mar y lo miraba con los mismos ojos que lo contemplo yo muchísimas mañanas.
Las mujeres adultas tienen algo en común con los niños a los que se sonríe ofreciéndoles un caramelo, las mujeres adultas nunca desprecian una sonrisa de un hombre que las saluda con educación, bueno pienso yo que nadie desprecia un saludo junto al mar o paseando por un bosque, creo que es porque en esas circunstancias estamos mas abiertos y relajados.
La Esther y añado el articulo aparentemente incensario porque en mi tierra cuando se antepone el articulo a un nombre define a esa persona como única entre todas las demás, es como si tu dijeras, Mar sin añadir el articulo que prefieras, el Mar, la Mar, perdón, prosigo ya no falta mucho, quería decir algo de los ojos de esa mujer.
Estuvimos hablando mientras miraba sus ojos, eran grises, pero no de un gris normal, eran grises como ese espacio de agua transparente que deja ver las piedras del fondo del mar, gris con un poquito de azul, me dijo señalando con su bastón el final del paseo y luego los árboles del final del pueblo: Mi vida ha trascurrido entera aquí frente al mar, me contó después anécdotas de su niñez, como remendaba o vendía el pescado que las barcas traían puerta a puerta por las casas, como remendaba las redes sentada en la arena o cosas que ya son historia en este bellísimo pueblo del que ella dice que cuando dios hizo el mundo puso especial cariño en Sant Pol de Mar.
Pos data, hay un libro que se llama Recors d’una Dona de Mar, escrito por Eliseo Carbonell Camós Es la historia de Esther Pujol i Serra, había una vieja barca varada en la arena de Sant Pol de Mar que llevaba su nombre y que fue la ultima barca de pescadores en abandonar esta playa el dia 6 de Agosto de 1985 , tal vez cuando La Esther miraba el mar esta mañana la buscaba en la playa.
Sant Pol de Mar, 30 de noviembre de 2011
Esteban Mediterraneo.