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sábado, 10 de marzo de 2012

El hombre de Mar





Al llegar a limite del acantilado un horizonte de color azul ultramar bajo la luna y las estrellas, allí lejos, mas lejos que todas las lejanías un trazo indeterminado se abría en color dorado.

Las cuerdas de la hamaca sostenidas por las estrellas tensas recibían el primer soplo del aliento del nuevo día y aunque el hombre del mar maldecía la humedad se sentía privilegiado por ser testigo de un nuevo amanecer, el tiempo rolaba como el viento a primavera.

Pronto los días alargaran, los amantes conquistarán su sitio frente a la calita de las rosas y el chiringuito que ha sido su hogar desde el otoño volverá a ser el punto de encuentro y tendrá que emigrar de nuevo, hacer dación de su humilde nido frente al mar.

Durante todo el invierno he estado observando ese especie de nido sostenido por cuerdas a la estructura del techo metálico del chiringuito, imagino el frío y la humedad, las noches de lluvia repicando en el techo, las tormentas y el viento de levante meciendo la cuna del hombre de mar. Imagino la soledad del hombre de mar habitando en su nido frente al mar.

Me pregunto :¿ Que puede hacer que un hombre elija un sitio así para vivir, tal vez le compensa ver amanecer en su soledad ?

Sant Pol de Mar, 10 de marzo de 2012
Esteban Mediterráneo.

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