Es tiempo de ir recordado el camino, cuando estás en él solo tienes ojos para los paisajes aun cuando muchas veces el paisaje sea un camino de hormigas paralelo al tuyo o una amapola orgullosa que desafía el furor del sol sin deshidratarse como un servidor. El camino y el pensar que te acompaña el peso de las pequeñas cosas que llevas a tu espalda y la tonelada de kilos que tienes en tu cabeza.
En nuestra ultima etapa por las tierras de León en Astorga con cruzamos con algunos peregrinos, si me preguntas que es lo que más me gusto de nuestro particular peregrinaje te diré que fueron esas personas a las que vi caminar con las que intercambié algunas palabras, la imagen de alguien que camina movido por la espiritualidad destaca sobre el horizonte de los valles como un gigante.
Os ofrezco esta etapa que me ha enviado mi amiga Valeria para que disfrutéis de los detalles ya que en la nuestra solo disfrutasteis de los paisajes.
Vanitas Vanitas.
En nuestra ultima etapa por las tierras de León en Astorga con cruzamos con algunos peregrinos, si me preguntas que es lo que más me gusto de nuestro particular peregrinaje te diré que fueron esas personas a las que vi caminar con las que intercambié algunas palabras, la imagen de alguien que camina movido por la espiritualidad destaca sobre el horizonte de los valles como un gigante.
Os ofrezco esta etapa que me ha enviado mi amiga Valeria para que disfrutéis de los detalles ya que en la nuestra solo disfrutasteis de los paisajes.
Vanitas Vanitas.
Por Valeria R.
En un tramo del camino, al lado de unas fábricas...era llano y parecía que había jardines...pero llovía tanto...que no sabría concretar en donde era...pues había allí varias piedras-monumento, y en ellas unas placas con inscripciones de lo que me pareció peregrinajes de un grupo de la orden de no se cuantos.
Cada placa estaban como 50 nombres y apellidos, y arriba el nombre de la orden y el año de la peregrinación. Me dije..." ¡ ala..que bonito ¡...quedar así inscrito en el camino, para siempre..." porque me parecía ya a esa altura que el Camino estaría inscrito para siempre en mi vida...así que me pareció justo que mi nombre quedase inscrito para siempre en el Camino....pero en la última piedra, había un graffiti amarillo que ponía "vanitas-vanitatis", sin más.... y nuevamente la vergüenza de ser tan terrenal, tan mundana, tan vanidosa...pero no tanto como para no pillar la lección...y dejar de desear al momento que mi nombre quede inscrito en ninguna parte.
Lo pensaba luego mientras hacía la cola para recoger la Compostelana, era simplemente vanitas-vanitatis??.. Había gente que no iba a recogerla. Además, aparte de darte el papel, si llegas antes de no se que hora, las diez o las once, en la misa de ese día te leen, de ahí la cola, pues muchos ya se van ese día. Si no, te leen al día siguiente. La verdad es que no se si es vanidad o no, quiero pensar que en este momento pesaba más la idea de ser parte del camino junto con los demás caminantes, que la idea de figurar
. En la misa, cuando el sacerdote empieza a decir todos los peregrinos que han llegado a Santiago las ultimas 24 horas... y dice...bueno...dice mil sitios, cada pueblo del Camino es un inicio y la gente empieza en los mas variados puntos...yo allí sentada, con "mi grupo"... iba oyendo.....desde Roncesvalles...uno de Cádiz, uno de tal sitio, uno de Australia, dos suecos...desde Burgos, una coreana, un tal, dos holandeses, ...desde Astorga dos catalanes, un sevillano, desde O Cebreiro tres de Ourense, y te sentías muy parte de una corriente de vidas, como si cada uno se hubiese escurrido de su rincón a un fluir común, que no entiendes muy bien por qué ni como, pero que en alguna forma nos ha unido, y ahí te sientes muy grande, muy afortunado...y muy necesitado de pañuelos de papel, porque por muchos que lleves... no llegan a nada...
En la cola de la Compostela pensé en si era vanidad. Aquí no. Aquí era un inmenso orgullo cada vez que se nombraba a uno "de los nuestros", un orgullo de haber llegado y un orgullo de haber tenido la suerte, la oportunidad y las cualidades suficientes para conectar con tanta gente que podría ser un desconocido más en esa relación, y eran un trozo más de nuestro corazón para siempre. Es quizás la última lección, quizás la más importante...siempre hay sitio en nuestra vida para gente, y cuando por la razón que sea la dejas entrar, quizás puedas pensar que el tiempo o el corazón no te va a llegar para querer tanto, pero la realidad es que eres mucho más grande cuanto más quieres. Es una pena que la vida no sea el Camino, y sea solo un camino, donde nos permitimos el lujo de ver pasar gente y gente sin parar ni a mirarla, todos vestidos de importantes....de únicos....En el Camino sientes que todos somos uno, el caminante, y por eso todos somos iguales y es tan facil querer y dejarse querer.
En cualquier caso...necesité cuatro horas de lluvia intensa, además de todo esto, para llegar a la conclusión de que el Camino quería enseñarme algo de humildad. Me empeñé en que yo gobernaba el tiempo y decidía cuando llovía y cuando no. Así que el miércoles decidí que no llovía, y mandé el chuvasquero en la mochila de llevar, no lo dejé en la de mano -el chuvasquero pesa unos 20 gramos, así que fue pura vanidad, bueno, que no voy hablar mal de mi...jajaja-.
Llovió lo que quiso, y me empapé absolutamente.Otros peregrinos me querían dejar chuvasqueros que alguien llevaba de más, pero me negué en rotundo. Si no llevaba chuvasquero....pues me mojaba. Y si cogia una pulmonía, pues me aguantaba. Así que me mojé y luego un bonito sol me secó, y ya luego llevé el chuvasquero todos los días que faltaban. Siempre me ha gustado ese trozo de canción que dice..."y si da por llover...no te de por correr...que mojarse es crecer...y corriendo entre charcos....te puedes caer". Andaba bajo la lluvia tan tranquila, sin frío, sin miedo. El día que iba hacia O Cebreiro, no entendía porque la gente no se paraba cuando llovía, y esperaba un rato. Luego, andando bajo la lluvia, me parecía tan absurdo haber pensado eso... de hecho...pensaba en qué podría apartarme del Camino en ese momento...y encontré varias razones validas, pero un gran dolor en cada una de ellas pues pocas cosas podía imaginar mas terribles en ese momento que dejar el Camino sin llegar, sin seguir...
Y hoy que ya no estoy en el Camino, pocas cosas puedo imaginar mas terribles que no volver...
Valeria R..
Añado yo ahora que necesito la lluvia : ¿ Valeria chove o non chove por la cuesta de Landrove.?
En un tramo del camino, al lado de unas fábricas...era llano y parecía que había jardines...pero llovía tanto...que no sabría concretar en donde era...pues había allí varias piedras-monumento, y en ellas unas placas con inscripciones de lo que me pareció peregrinajes de un grupo de la orden de no se cuantos.
Cada placa estaban como 50 nombres y apellidos, y arriba el nombre de la orden y el año de la peregrinación. Me dije..." ¡ ala..que bonito ¡...quedar así inscrito en el camino, para siempre..." porque me parecía ya a esa altura que el Camino estaría inscrito para siempre en mi vida...así que me pareció justo que mi nombre quedase inscrito para siempre en el Camino....pero en la última piedra, había un graffiti amarillo que ponía "vanitas-vanitatis", sin más.... y nuevamente la vergüenza de ser tan terrenal, tan mundana, tan vanidosa...pero no tanto como para no pillar la lección...y dejar de desear al momento que mi nombre quede inscrito en ninguna parte.
Lo pensaba luego mientras hacía la cola para recoger la Compostelana, era simplemente vanitas-vanitatis??.. Había gente que no iba a recogerla. Además, aparte de darte el papel, si llegas antes de no se que hora, las diez o las once, en la misa de ese día te leen, de ahí la cola, pues muchos ya se van ese día. Si no, te leen al día siguiente. La verdad es que no se si es vanidad o no, quiero pensar que en este momento pesaba más la idea de ser parte del camino junto con los demás caminantes, que la idea de figurar
. En la misa, cuando el sacerdote empieza a decir todos los peregrinos que han llegado a Santiago las ultimas 24 horas... y dice...bueno...dice mil sitios, cada pueblo del Camino es un inicio y la gente empieza en los mas variados puntos...yo allí sentada, con "mi grupo"... iba oyendo.....desde Roncesvalles...uno de Cádiz, uno de tal sitio, uno de Australia, dos suecos...desde Burgos, una coreana, un tal, dos holandeses, ...desde Astorga dos catalanes, un sevillano, desde O Cebreiro tres de Ourense, y te sentías muy parte de una corriente de vidas, como si cada uno se hubiese escurrido de su rincón a un fluir común, que no entiendes muy bien por qué ni como, pero que en alguna forma nos ha unido, y ahí te sientes muy grande, muy afortunado...y muy necesitado de pañuelos de papel, porque por muchos que lleves... no llegan a nada...
En la cola de la Compostela pensé en si era vanidad. Aquí no. Aquí era un inmenso orgullo cada vez que se nombraba a uno "de los nuestros", un orgullo de haber llegado y un orgullo de haber tenido la suerte, la oportunidad y las cualidades suficientes para conectar con tanta gente que podría ser un desconocido más en esa relación, y eran un trozo más de nuestro corazón para siempre. Es quizás la última lección, quizás la más importante...siempre hay sitio en nuestra vida para gente, y cuando por la razón que sea la dejas entrar, quizás puedas pensar que el tiempo o el corazón no te va a llegar para querer tanto, pero la realidad es que eres mucho más grande cuanto más quieres. Es una pena que la vida no sea el Camino, y sea solo un camino, donde nos permitimos el lujo de ver pasar gente y gente sin parar ni a mirarla, todos vestidos de importantes....de únicos....En el Camino sientes que todos somos uno, el caminante, y por eso todos somos iguales y es tan facil querer y dejarse querer.
En cualquier caso...necesité cuatro horas de lluvia intensa, además de todo esto, para llegar a la conclusión de que el Camino quería enseñarme algo de humildad. Me empeñé en que yo gobernaba el tiempo y decidía cuando llovía y cuando no. Así que el miércoles decidí que no llovía, y mandé el chuvasquero en la mochila de llevar, no lo dejé en la de mano -el chuvasquero pesa unos 20 gramos, así que fue pura vanidad, bueno, que no voy hablar mal de mi...jajaja-.
Llovió lo que quiso, y me empapé absolutamente.Otros peregrinos me querían dejar chuvasqueros que alguien llevaba de más, pero me negué en rotundo. Si no llevaba chuvasquero....pues me mojaba. Y si cogia una pulmonía, pues me aguantaba. Así que me mojé y luego un bonito sol me secó, y ya luego llevé el chuvasquero todos los días que faltaban. Siempre me ha gustado ese trozo de canción que dice..."y si da por llover...no te de por correr...que mojarse es crecer...y corriendo entre charcos....te puedes caer". Andaba bajo la lluvia tan tranquila, sin frío, sin miedo. El día que iba hacia O Cebreiro, no entendía porque la gente no se paraba cuando llovía, y esperaba un rato. Luego, andando bajo la lluvia, me parecía tan absurdo haber pensado eso... de hecho...pensaba en qué podría apartarme del Camino en ese momento...y encontré varias razones validas, pero un gran dolor en cada una de ellas pues pocas cosas podía imaginar mas terribles en ese momento que dejar el Camino sin llegar, sin seguir...
Y hoy que ya no estoy en el Camino, pocas cosas puedo imaginar mas terribles que no volver...
Valeria R..
Añado yo ahora que necesito la lluvia : ¿ Valeria chove o non chove por la cuesta de Landrove.?
Por fiin entiendo porque a Valeria, no le salen las queimadas, porque le gusta la lluvia y claro el fuego no la ajunta.
ResponderEliminarEstoy contigo, solo hay El Camino lo demas son veredas, trochas , senderos ...que nos salen al paso en la vida y nos alejan o acercan a el.
Pienso que somos vanidad con pelo, lo malo es que auque se caiga ,alli sigue "vanitatis".
Como siempre es un placer leerte .
Niñas ,al Camino, a iluminar la via de las estrellas.
Tierra
Valeria eres una mujer interesante.... gracias por compartir...
ResponderEliminarte quedarías un poco con nosotros.?
gracias.
Un beso.
Belén
Valeria por los datos que me llegan eso de mucha agua y lo de Landrove me imagino que eres paisana.
ResponderEliminarQue pena no haberte concocido en ese camino que las dos hicimos y del que tantos recuerdos quedan.
Sr Viento es verdad que en el camino como en la vida lo mejor es la gente que nos acompaña.
Saludos para todos los amigos de esta casita del viento.
Auri