Parece que el cielo deja ir
toda el agua que ha estado guardando este prolongado verano y hoy ha abierto
las compuertas, desde ayer llueve sin parar pasar las horas de un domingo
escuchando el murmullo del agua en el tejado, asomándote de vez en cuando para
ver tras los cristales perlados como recorre mansamente los regatos entre las raíces
de los pinos es un regalo.
Se dice que en tiempos pasados se otorgaban
al agua de la lluvia propiedades casi mágicas, druidas, meigas y mujeres de
agua guardaban como un tesoro las que podían recoger en las oquedades de las
rocas.
Esta noche al oscurecer he
llenado esta jarra con el agua que resbala por los canales las tejas emulando la
ciencia de nuestros antepasados, el primer placer es ver el agua pura, observar
su nitidez y su frescura para después sin poder evitarlo beberla. Es curioso que
a mis muchos años aun no me había servido un vaso de lluvia y mas allá de esa sensación
juvenil de abrir la boca cuando llueve desconocía la sensación de llenarme la
boca de agua pura.
Después he buscado remedios,
curas que pudieran haber perdurado del conocimiento de nuestros antepasados y
no he encontrado nada, ningún legado, ningún remedio mágico mas allá de un
poema que habla de arroyos y regatos por donde corre el agua clara de la lluvia
discurre entre emociones.
Agua
tan solo agua,
Como me
gustaría ser agua de la lluvia para ti .
Finalmente no he podido
sustraerme, me he servido un vaso de
lluvia, creo que es lo mejor que se podía hacer un día como hoy en el que no ha
dejado de llover. Lo hice y entonces ha llegado la magia de la que hablaban druidas meigas y
mujeres de agua que aunque no hayan dejado sus formulaciones mágicas en tratados
contemporáneos haberlas las hay.
Date este pacer alucina con el
sabor puro que emana del cielo y si puedes acampánalo del murmullo de la lluvia
al caer y del aroma de la tierra que la recibe .
Salud, Esteban Mediterraneo
Sant Pol de Mar, 21 de noviembre
de 2013