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domingo, 17 de noviembre de 2013

Un baso de lluvia



Parece que el cielo deja ir toda el agua que ha estado guardando este prolongado verano y hoy ha abierto las compuertas, desde ayer llueve sin parar pasar las horas de un domingo escuchando el murmullo del agua en el tejado, asomándote de vez en cuando para ver tras los cristales perlados como recorre mansamente los regatos entre las raíces de los pinos es un regalo.

Se dice que en tiempos pasados se otorgaban al agua de la lluvia propiedades casi mágicas, druidas, meigas y mujeres de agua guardaban como un tesoro las que podían recoger en las oquedades de las rocas.

Esta noche al oscurecer he llenado esta jarra con el agua que resbala por los canales las tejas emulando la ciencia de nuestros antepasados, el primer placer es ver el agua pura, observar su nitidez y su frescura para después sin poder evitarlo beberla. Es curioso que a mis muchos años aun no me había servido un vaso de lluvia y mas allá de esa sensación juvenil de abrir la boca cuando llueve desconocía la sensación de llenarme la boca de agua pura.

Después he buscado remedios, curas que pudieran haber perdurado del conocimiento de nuestros antepasados y no he encontrado nada, ningún legado, ningún remedio mágico mas allá de un poema que habla de arroyos y regatos por donde corre el agua clara de la lluvia discurre entre emociones.

  Agua tan solo agua,
  Como me gustaría ser agua de la lluvia para ti .

Finalmente no he podido sustraerme,  me he servido un vaso de lluvia, creo que es lo mejor que se podía hacer un día como hoy en el que no ha dejado de llover. Lo hice y entonces ha llegado  la magia de la que hablaban druidas meigas y mujeres de agua que aunque no hayan dejado sus formulaciones mágicas en tratados contemporáneos haberlas las hay.

Date este pacer alucina con el sabor puro que emana del cielo y si puedes acampánalo del murmullo de la lluvia al caer y del aroma de la tierra que la recibe .

Salud, Esteban Mediterraneo

Sant Pol de Mar, 21 de noviembre de 2013