Desde
siempre he sabido que la luna de Valencia es algo especial, motiva los sentidos
haciéndote más permeable a la belleza. , puede que sea porque se perfuma con el
aroma de la flor de azahar, puede que sea porque cuando la luna llega a la
playa y alumbra la ciudad emanan de sus viejas murallas susurros de su pasado árabe.
Sea como sea había que verlo
Para
comprobarlo tuvimos la feliz idea de alquilar una barca con mis amigos y
situarnos en el centro del lago a la hora mágica del atardecer, después de
navegar cuando el sol empezaba a caer, esto es lo que vimos
Cuando
cae la tarde en la Albufera se hacen todos los silencios que has podido
escuchar, el sol en retirada colorea las nubes, se refleja en el agua, se
detiene el tiempo y las mantis religiosa se relamen después de haber devorado a
su amante, las libélulas que volaban sobre el marjal en su particular vuelo de
apareamiento se dejan caer exhaustas sobre el tallo de los juncos cimbreándose
al compas de la brisa suave que avienta las pequeñas olas del lago mientras que
las aves se recogen en las orillas nuestra barca se sitúa en el centro de la
laguna, por el Oeste el sol se va enredado en un calidoscopio de colores, por
el Este la luna de plata asoma discretamente haciéndose cada vez más evidente,
más bella, mas todo lo que tú seas capaz de añadir a estas letras, en el centro
de lago no sabes dónde mirar la luna llena crece en la oscuridad y riela
hasta donde tu estas, el sol se acuesta en el horizonte dejando las nubes del
color de algunas alas de mariposa, algunos peces saltan junto a la barca.
Así se va haciendo la noche hasta donde la luna llena lo permite al Oeste ya solo
una línea anaranjada en el horizonte y en todas partes esa famosa luna de
Valencia clarea en los márgenes de la Albufera y rielando sobre el agua parece
que puedas coger su vestido con las manos desde la barca al pairo.
Vivir para ver.
Esteban
Mediterraneo.
Lago
de la Albufera, 18 de octubre de 2013 con la luna llena.