No es difícil en estos primeros días de primavera cuando las
flores se abren ofreciendo sus pétalos, ver pegada a alguna rama con hilos de
seda un capullo hogar de la crisandida durmiente para despertar llamada
la naturaleza reclama una nueva mariposa y dibujar con sus piruetas
entre las amapolas y las flores de los cerezos notas de música sobre un
pentagrama de aromas y colores.
Tampoco es fácil encontrar de camino al bosque junto al
último contenedor de basura las huellas de alguna niña, crisandida efervescente
hasta hace unos días y ya trasformada en mariposa hoy. Pegadas al asfalto para
quien las quiera observar, sus muñecas abandonadas, los sueños de su niñez con
los que se imaginaba en su futuro de mariposa de alas coloreadas.
Distintas de aquellas muñecas que recuerdo en mi niñez que
imitaban bebés chiquitos, estas van un paso ,más allá y trasforman la niña
directamente en mariposa de colores, presumida y sensuales como sus antiguas ,
muñecas.
Un poco más arriba terminan las casas donde juagan y sueñan
las niñas con las absurdas muñecas, empieza a mostrarse la verdadera
naturaleza, los campos se adornan de las primeras y vivaces amapolas y vuelan
los pétalos de los cerezos en todas las direcciones, de las ramas de los
almendros se mecen los frutos crecientes y los aromas de la tierra labrada se
añaden a los de los brezos en flor.
Tal vez una vez un músico supo componer con cosas parecidas
a estas un libreto con el que compusiera después la notas de “ La
Primavera”.
Sant Pol de Mar, 18 de abril de 2015
Esteban Mediterraneo.