Faro de Calella, oleo sobre tela, Esteban Mediterraneo
Bien podría
ser este el amanecer de este día, tras una noche fugaz donde las estrellas han
estado correteando de aquí allá por el firmamento llevándose recados unas a
otras, mucha gente tratamos de verlas correr alocadamente en la noche de San
Lorenzo , cuando otras noches nos gusta verla quieta cómo si sintiéramos que ese puntito luminoso
del universo nos mira directamente a los ojos en la quietud de la noches de
verano y con su mirada quieta entran por nuestros ojos hasta lo más profundo
de nuestros anhelos.
Cada
cual con su estrella buena o mala como si fuera su ángel de la guarda o su
demonio, intentando leer nuestro futuro en ellas. Tal vez sea esta una buena
noche para cambiar nuestra estrella por una mas complaciente alargado la mano
mas rápidamente que su vuelo cuando cruce delante de nuestros ojos esta noche y
atrapándolas para guardarlas en un franco de cristal y soltar al alba junto al
mar todas menos una que será nuestra nueva estrella.
Solo
escapan de lo que está escrito en las estrellas, los enamorados y los locos los
que no ven en los designios del universo más que el reflejo de su luz intensa, también
los niños que pueden tener varias estrellas porque saben capturarlas y guardárselas
en un bote de cristal junto a su almohada como hacia un servidor con los
renacuajos que cazaba en la charca mientras mi padre cuidaba su huertecito. Hoy
recuerdo eso, los ojos grandes de los renacuajos mirando los de un niño, como
miran las estrellas cualquier noche de verano los ojos que las contemplan con
la inocencia de quien espera algo de ellas.
Que la
suerte nos acompañe alcanzando nuestra estrella esta noche para que nos ilumine
y nos guie con armonía.
Sant
Pol de Mar, 12 de agosto de 2013