Hoy mi hija me envió este poema y me he sentido muy feliz, porque pese a sentirla en mi corazón, nunca había profundizado en su espiritualidad hasta poder leer ademas de lo que escribe lo que siente.
Gracias Luisa, te quiero.
Y nos miramos, los ojos nos hablan,
sin previo aviso, nuestros cuerpos se acercan mucho.
Se tocan, aprovecho para hacerme pequeña,
en el abrazo, sobre la estricta mirada de la " covid".
Nos abrazamos. y durante unos segundos
siento la calma que me trasmites.
Pese a la mascarilla y la sensación
de estar haciendo haciendo alguna cosa prohibida
y peligrosa,
nos relajamos, deteniendo el tiempo.
Trasladándonos a cinco meses atrás,
cuando los abrazos eran eran frecuentes,
los besos eran frecuentes.
Y gozamos de la libertad de las caricias.
Lluisa Carmona.
Esteban Mediterraneo
http://estebanmeditrraneo.blogspot.com/
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