No hace falta soñar en los jardines colgantes de Babilonia,
ni en los botánicos de cualquier parte, es más fácil, basta con abrir los ojos y mirar en los márgenes
de los caminos para ver y admirar la magia del color y la perfección con la que
se combinan en el caos, nunca he conocido jardines que imiten la sencillez de
la naturaleza atrayéndome hasta dejarme extasiado de belleza de un trozo de tierra aparentemente yerma
cuando la magia silvestre de la naturaleza obra el milagro de la primavera.
Márgenes dela riera de Sant Pol de Mar.